domingo, 11 de julio de 2010

El artesano de las maravillas


Hace noventa años nacía uno de los grandes creadores del cine, un auténtico forjador de mundos maravillosos que durante varias décadas ilusionó a todos los públicos con sus creativos efectos especiales. Hace noventa años nacía en Los Angeles el gran Ray Harryhausen, el artista que mejor hizo evolucionar los efectos especiales en el cine con una obra totalmente artesanal. Su visionario trabajo en este campo para el cine fantástico y maravilloso no tiene igual, pues probablemente fue un creador único que impulsó una serie de películas que dependían mucho de su magia creativa. De hecho, gran parte de las historias que se rodaron basan su argumento a partir de los personajes modelados por Harryhausen y es por eso que se le consideraba como el verdadero inspirador de las películas en las que intervenía.
Vista la evolución que los efectos especiales han dado en un par de décadas, esencialmente en formato digital, las películas en las que intervino Harryhausen pueden parecernos superadas y de hecho muchas de ellas no pasan de la mediocridad, pero si nos ceñimos concretamente a su trabajo es de justicia valorarlo en un contexto y una época, recordando que muchos de nosotros crecimos maravillados ante las increíbles criaturas ideadas por el maestro. Y no es menos cierto que algunas de las películas en las que trabajó han sobrepasado con solvencia la marca del tiempo y me siguen pareciendo de atractiva visión por el encanto casi naïf que desprenden y porque demuestran haber sabido conjugar espectáculo visual con cierta sabiduría narrativa.
En nuestros tiempos, sacando partido de las infinitas posibilidades que nos ofrecen los efectos digitales, no se han conseguido superar sus maravillosas aventuras de Simbad, ni sus atractivas incursiones en los mitos griegos. Me refiero esencialmente a películas como Simbad y la princesa, El viaje fantástico de Simbad, Jasón y los Argonautas o en menor medida Furia de Titanes. Aunque también existen en su cine otro tipo de criaturas y efectos como monstruos prehistóricos, naves espaciales o una excelente recreación de los dos primeros viajes de Gulliver, pero en estos casos se trata de películas de escasa inventiva y mediocridad narrativa, a pesar de contar en algunos casos con un excelente material de partida como son los textos de Swift o Verne. Quizás en estas películas se nota demasiado la supeditación a sus creaciones, cosa que no ocurre en las películas anteriormente citadas, que se engloban dentro del territorio del fantástico maravilloso, ya que los elementos maravillosos forman parte del mundo cotidiano. Aquí Harryhausen se mueve con seguridad y sus criaturas entran a formar parte de la función, no como meras estrellas, sino dando unidad a la película porque pertenecen al entramado aventurero que nos quiere contar.
Así Ray Harryhausen se ha convertido en uno de los últimos grandes mitos vivos del cine clásico, que revolucionó los efectos especiales a partir del perfeccionamiento de la técnica del stop-motion, que fue creada por su venerado maestro Willis O'Brien, artífice del gran gorila King Kong y causante de que Ray se dedicara al oficio. La meticulosidad del trabajo requerido para la stop-motion o animación fotograma a fotograma de un muñeco articulado en una maqueta tridimensional fue ampliada con la invención del Dynamation, donde en un trabajo de perfecta sincronización, se realizaba esta técnica ante una proyección sobre pequeña pantalla de la película fotograma a fotograma, con la consecuente superposición de planos reales filmados y maquetas animadas, un trabajo de tal meticulosidad que requería días y un equipo de varias personas, supervisadas constantemente por Harryhausen.
Esta labor de auténtico artesano del cine es lo que le convierte en un personaje único e irrepetible, admirado por muchos. Algunas de sus criaturas son parte de nuestro imaginario cinematográfico y por ello le rindo homenaje a su creatividad con este escrito y una recopilación de imágenes de sus criaturas.